La posguerra en la Sierra Sur novelada por Almudena Grandes

“El lector de Julio Verne”. Episodios de una Guerra Interminable.

Autora: Almudena Grandes

Ed. Tusquets, colección andanzas. Barcelona 2012.

Almudena Grandes convierte en novela diversos hechos transcurridos durante la posguerra en la Sierra Sur. La voz protagonista, es un niño, Nino, de nueve o diez años, por cierto, muy maduro para su edad. La propia narradora parece a veces hacer de apuntadora de algunos pensamientos adultos del muchacho. Fuensanta y el entorno, Valdepeñas o Castillo de Locubín, son los espacios escogidos donde transcurren algunos de estos “Episodios de una guerra interminable”, antetítulo que parece sugerir lo que será una saga de novelas en torno a la temática de los años que siguen a la Guerra Civil española.

A medida que pasan las páginas el tono parece estar más logrado y el lector o lectora de “El lector de Julio Verne”, -valga esta reiteración en la que confluyen varios lectores, que refleja como un camino hacia la introspección y hacia la relectura de épocas históricas- va poco a poco quedando enganchado en esta obra coral que recoge la esencia de muchas de las vidas humanas a través de personajes que, como luces “orientadoras” o como sombras “grotescas”, se proyectan sobre las páginas, quedando más o menos integrados en el hilo argumental.

 Una fuerza épica especial adquiere el relato cuando Nino es obligado a ir por la Sierra en la noche en busca de su padre. Ahí está el absurdo mayúsculo de las guerras cuando se llega a involucrar a los niños y se les envía a pagar los rencores de los mayores, a riesgo de su propia e incipiente vida.

En las últimas páginas de la obra aparecen de pronto todas las piezas del puzzle perdido. Es como encontrar una puerta después de darse de bruces, una y otra vez contra un muro al que no se le veía ni una rendija. ¿Desvela demasiado la autora en este final? ¿Deshace el misterio? ¿O quizás es mejor derribar todos los fantasmas de una guerra cuya latencia es insoportable?

 Para una lectora de la Sierra Sur resulta muy cercano y a la vez inquietante encontrarse en los escenarios de su propia geografía con la crueldad cara a cara, de un tiempo que está a la vuelta de la esquina. En todo caso, esta obra que cuenta la historia de Cristino, de los miedos y violencias que se colaban por las paredes de una casa cuartel. Es un libro que osa entrar de lleno en esa posguerra tantas veces anulada, tratada de borrar de la memoria, y cuando mueve los velos de un tiempo aún reciente, fantasmas de personajes como El Cencerro o El Horasquín, vuelven a estar vivitos y coleando. Entonces, se palpa lo importante y valioso de entregar ese legado tan verosimil que recrea el imaginario colectivo y mostrar así, el sin sentido de una batalla cuyos combatientes llevan nombres y apellidos de antepasados nuestros y el telón de fondo son nuestras plazas, campos y cortijos, espeluznantemente cercanos a dónde cada día seguimos hoy desarrollando, como si nada, nuestras vidas. La memoria siempre, ante toda amnesia, que pudiera llevar a repetir errores titánicos. Enhorabuena, Grandes, por esta narración que revela, sugiere y salva a la historia de los peligros del olvido.

 Claudia I. Sánchez Pérez